Mitad de juego: El filo de la navaja

Crisis, nervios, angustia y hasta desesperación irracional son los sentimientos que se respiran al ver la casa estos días. Nadie puede decir que esta expulsión pasó inadvertida para los chicos. Presienten que algo cambia, saben que no pueden confiar en nadie.

Sin embargo, no es Julia quien genera todos estos bruscos cambios: los días de aislamiento sin lugar a dudas pesan a cada momento como rocas sobre papel, el encierro les arde a flor de piel.

Las reacciones dejaron de controlarse, las miradas ya no responden a los pedidos de falsa simpatía. Ya no dominan sus sentidos, sus instintos son mas fuertes.

La desazón los ahoga en sí mismos sin dejarle lugar a la formalidad.
Ahora realmente se ven las caras, ahora están desnudos el uno frente al otro sin escudos. Es la mitad del juego y ya no hay lugar para lo políticamente correcto. El juego pasó de ser un simple entretenimiento a ser un juego de supervivencia. Ahora que no controlan sus emociones, ¿podrán controlar las de los demás?